Domestícame~ [priv. Nagumo Haruya]

por **Gazelle || Suzuno Fuusuke** Jue Oct 29, 2015 6:08 pm

El día estaba tranquilo, tranquilo en lo que podía ser un día en Sun Garden. Con los niños nuevos que habían llegado el silencio escaseaba hasta que era hora de irse a dormir. Fuusuke no se animaba a salir y toparse con esos revoltosos por los pasillos y que para colmo, mucho comenzarían a tironear de su ropa. Hoy no, no era el mejor día para ello.
Se aseguró de abrir la ventana de su habitación, permitiendo que entrase luz y un viento que refrescaba poco a poco el cuarto del albino; las paredes blancas que sostenían repisas y a su vez, una gran variedad de libros que el albino había leído, estaba leyendo y los que faltaban por ser leídos. Todo en un perfecto orden, nada fuera de su lugar… Pero tendría que botar algunos objetos de su habitación o simplemente regalárselos a los niños del orfanato.

Una camisa sin mangas celeste pálido casi blanco y unos shorts negros con franjas rojas a los costados, se puso en acción y comenzó a remover sus pertenencias de un lado a otro. En su closet, había guardado, además de ropa, unas cajas de tamaño medio en donde tenía unos cuantos recuerdos de Diamond Dust y Chaos. No era de revisar este tipo de cosas pero, se sentó en el suelo, cruzó sus piernas y se dio el tiempo de revisar sus recuerdos; en ellos, habían fotos de su equipo, algunas fotos de cada miembro por individual y otros ellos haciendo alguna estupidez. De Chaos, también tenía fotos y entre ellas, encontró una foto de él junto con el oji-ámbar. Como siempre, Nagumo salía con una sonrisa arrogante dibujada en su rostro y, por otra parte, el albino había desviado su mirada hacía otra parte mientras que sus brazos estaban cruzados sobre su pecho… Parecía molesto por algo.
Dejó de revisar esa caja y se dirigió al resto de cajas. En la gran mayoría, había ropa que ya no utilizaba y algunos libros y cuadernos de años anteriores *Hablaré con Hitomiko y veré que hago con todo esto* Tal vez la mujer hallaría un buen uso a todo.

No sabía cuánto tiempo llevaba limpiando y ordenando pero algo tenía claro, no esperaba encontrar tanta basura guardada. Para su suerte pudo desocupar unas cajas y así meter todo lo que se iría a la basura allí y así sería más fácil el transporte. Al momento en que sacaría sus cosas, recordó que bajo su cama, solía guardar cosas más privadas. Quizás regalos dados de los demás y quien sabe qué tendría allí. Apoyó ambas rodillas sobre el suelo y una mano también para sostenerse mientras se inclinaba hacía el suelo y ver que tanto tenía debajo.
Se podía ver una caja que se veía muy bien sellada. Con cuidado abrió la caja con un corta cartón. En su interior habían fotos de él cuando era pequeño, 5 años y quizás un poco menos. A un lado de todo eso, había una bolsa negra que parecía ser algo que no quisiera que nadie viese ni por casualidad. Nadie le molestaría por lo que la abrió –¡¿Qué es esta mierda?! – su grito debió escucharse por los pasillos y no era para menos. En la bolsa, había juguetes sexuales: lubricantes, un látigo y otros objetos más –¿Có-cómo… Cuándo… Por qué! – no sabía a quién reclamar sobre estas cosas y mucho menos recordaba haberlos comprado. ¿Para qué lo compraría Suzuno? –Grant… –había recordado que, a Hiroto le encantaba jugarle bromas como estas –Debería deshacerme de estas estupideces… Pronto… – la vergüenza al imaginar lo que podría hacer con aquellos objetos se apoderó de su rostro. Sentía arder y que podía quemar a quien tocara su rostro. Algo un tanto irónico, siendo que Suzuno tenía su temperatura corporal más bajo que la media. Tomó la bolsa pero por un simple descuido, tropezó y cayó de bruces al suelo, algunos objetos salieron de la bolsa; el lubricante, cayó debajo de un mueble grande donde guardaba el resto de sus ropas. Rápidamente, se agachó y extendió su brazo derecho para lograr tomar el frasco pero en un mal movimiento causó que se golpease la cabeza con la punta del mueble, dejando que el albino soltase el frasco y el resto de cosas para luego llevar ambas manos a la zona golpeada. Ahora si sería un mal momento para que alguien fuese a hacerle una visita a su habitación y más con el buen regalo que ahora estaba disperso por el suelo.